sábado, abril 17, 2010

DALI: 30.908 DIAS ABORDO DE SU FRENESÍ

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PANORAMICA DEL MUSEO DALI-GALA, herencia hecha a su imagen y semejanza por el mismísimo Salvador Dalí.







AQUI LA FOTO DE LAS DOS TUMBAS que hay en el Castillo de La Pera, Pubol, Gerona, noreste de España. Ambas se hicieron para ser ocupadas por el pintor Dali y su musa Gala. La del artista yace vacía ya que su cuerpo lo dejaron en el museo que el mismo construyó en la población de Figueras.








Por Héctor Sarasti

Periodista EL COMENTARISTA


España.


Quizá el gran pintor español Salvador Dalí no descanse en paz en su inmensa gloria porque su cuerpo, incorruptible los próximos 200 años, permanece en un lado y los huesos de su amada en otro. Todo tal y como exactamente no fue su voluntad.

Él siempre anhelaba “cogerle la mano” a Gala, su mujer y musa, a través del pequeño túnel que comunica ambas tumbas y que mandó a hacer exclusivamente con ese fin. No aceptaba la muerte, le tenía pavor y esa era su manera de alejar su pánico al más allá, pensar que su consuelo era “pasarse cuando quisiera” a la tumba de la rusa que hizo con él y de él lo que quiso, su “Galadesoxirrubonucleica”, como la dio a llamar en uno de sus cuadros.

Y es que la distancia que hay entre el mausoleo en el que está desde que murió y las dos tumbas, la vacía y la llena, donde quería que yacieran ambos, es de 50 kilómetros mal contados, 46 minutos.

Mucha distancia para lo representaría para Dalí el incumplimiento de su voluntad, la de este genio, catalán, para los nacionalistas, pero español, para los que testimoniaron su amor por la patria del Quijote; y universal, para quienes en el mundo saben que con pincel, tinta y lienzo, más su locura, hizo obras impresionantes, tanto por la claridad de sus trazos como lo enrevesado de su interpretación. 


Así era Dalí

RECORDAR ES VIVIR

Hoy día Gala yace en una de los dos bóvedas mortuorias, con tapa de mármol de Carrara y bajos en ladrillo que mandó a acondicionar Dalí en ese lujoso y adaptado panteón de arcos que está en el sótano del Castillo que él le regaló a ella en el pequeño caserío de Pubol, jurisdicción del municipio de La Pera, comarca del Bajo Ampurdán, Provincia de Gerona, Comunidad Autónoma de Cataluña, noreste de España, Europa...

¿Más?... (No, gracias, siga...)

Mientras Dalí permanece en la Sala de la Cúpula, del “Museo Dalí-Gala”, de Figueras, en el que hicieron de prisa y corriendo esa cripta funeraria en la que dejaron su cuerpo, a tope de  de formol. Mauseleo que quedó detrás de un nicho empotrado en una pared, oculto por una losa rectangular, que anuncia, en bajo relieve, escrita en fuente “David”, de color marrón y que a la letra dice: “Salvador Dali i Domenech. Marqués de Dali y Pubol. 1904 – 1989”.

Museo que antes fue el Teatro Municipal de Figueras, construído en 1849, que él mismo sacó de su abandono, rediseñó detalle a detalle y legó a la humanidad desde que, por esas cosas del destino, a un alcalde del pueblo, de mediados de los 60a, le dio por pedirle el favor de que le regalara un “cuadrito para hacerle un salón y exponerlo” en el pobre museo local, para que “así le recordaran sus sus vecinos y amigos, maestro”.

En respuesta el artista, que nunca se anduvo con chiquitas, contrató lo mejor para el proyecto, solicitó plata por aquí y por allá, y acullá, llamó al mismísimo Francisco Franco Bahamonde, dictador entonces de la España posguerra, para pedirle apoyo y, luego de no pocos contratiempos y años después, entregó a su ciudad natal, al mundo y a la posteridad la muy detallada edificación, templo de aquel que quiera conocer el por qué de la obra de este pintor.
Una edificación tan daliniana como él, a la que le encaramó, entre otras cosas y por jodienda -como siempre- nada más que 38 huevos gigantes blancos, sobre una fachada roja, llena de panes de cemento, y a la que le levantaron en su techo una impactante cúpula geodésica, transparente y que da justo a la Sala contigua adonde yacen los restos del mencionado. Esto amén de las invaluables obras que, con la anuencia y providencia del “loco más cuerdo de la pintura española” se colocaron para dispendio de los visitantes que, desde entonces, ven el macro y microcosmos de Dali, en vivo y en directo.
Y es que Dalí tanto amó “su”· museo que una vez, en el año 1984, cuando creía que colgaba la lira, herido, y magullado, luego de un accidente casero en el que se quemó, exigió que antes de que lo llevaran a cualquier hospital para curarlo, le dieran una “vueltecita” por el museo.
Así entre “ayayays” se paseó por los pasillos y salones del hijo que nunca tuvo, su adorado museo. Desde la camilla, medio chamuscado, se dejó jalonear por todas partes.

No cabía en sí de la felicidad...

DALI MUCHO DALI... PUBOL

Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domenech nació a las 8:45 a.m. del miércoles 11 de mayo de 1904 en el poblado de Figueras, Gerona, noreste de España y, después de vivir exactos 30.908 días u 85 años, murió en el Hospital de Figueras, el lunes 23 de enero de 1989 a las 10:15 de la mañana. Moría él, sobrevivía su leyenda.

Hijo de Salvador Dalí i Cusi, notario de profesión y Felipa Domenech Ferrés, ama de casa (fallecida cuando él tenía 16 años,) vino a este mundo con un don para pintar al que acompañó con trabajo y esfuerzo para codearse a lo grande, como uno de los irrepetibles genios que jamás la humanidad haya conocido. Esto pese a que no pocos de sus adversarios y, sí muchos de sus amigos, afirmaban que “estaba más loco que una p... cabra” (con el perdón del traído animal y en beneficio de la creatividad del genio) lo que él contravenía diciendo que “para ser un loco como yo hay que estar muy cuerdo”.

Fuere como fuere y opinión venga que va, lo cierto es que Dalí pintó como quiso y cuanto y quiso, sin darle mayor aprecio a las críticas. Él era como era y punto. Autodefinido como pintor de movimiento surrealista que -atenidos a una de las definiciones que se hallaron de aquel movimiento cultural nacido en Paris en 1917- es aquel que plasma el mundo de los sueños y los fenómenos de su subconciente en una pintura o un escrito.

Los inicios de este artista surgen encima de la mesa de su casa. En ella desconchaba la pintura haciendo dibujos cuando apenas despuntaba de su niñez. “Después nos daríamos cuenta de que pintaba como Dios”, afirmó la hoy fallecida Ana María Dalí, la hermana con la que nunca más habló, luego de que su padre lo desheredó por afirmar que “escupo en el cuadro de mi madre” y, además, de pintar las partes pudendas de ella.

Éxito tras éxito, luego de encarrilarse en pintura, el catalán vendió cuadros a manos llenas y publicitó todo lo que hubo de ser necesario. Lo que le implicó, entre muchas otras aspectos, hacerse con un asistente a la hora de pintar quien, inicialmente, era el encargado de pasarle las pinturas, brochas y demás elementos y que, con el paso del tiempo, barruntó grandes cuadros de Dali. “Cuando me cansaba porque me tocaba pintar grandes zonas, lo dejaba a él, que para eso le había enseñado”.
Pero, haya sido como haya sido, es ella punto de inflexión en la obra del artista “porque descubre y me trae todas las esencias que se convierten en la miel de mi pensamiento en la atareada colmena de mi cerebro”, afirmaba Dalí luego de colocarse a la moda y dejarse un bigote que lo inmortalizo y que era similar a unos levantados cuernos de bisonte o, si se quiere, a los palos de un reloj que marca eternamente las 10 y 10 de la mañana. 




GALA, SU MUSA

Desde cuando en abril de 1929, Elena Ivanova Diakanova (Kazán, Rusia, 1894 – Portlligat, Girona, 1982) o sencillamente “Gala” llegó al mundo se Dalí éste se partió en dos. Según los familiares de él, para alejarlo de su familia y volverlo loco; según él, para darle el sentido definitivo a su vocación, alejándolo del romanticismo y enfocándolo hacia el surrealismo.

Y es que tan curiosos personajes daban de sí todo lo que a la razón asombra. No más hay que ver muchos de los cuadros del artista para darse cuenta de que pintó a Gala por encima, por abajo, por el lado, de pecho, de espalda... mejor dicho sólo le faltó darle la vuelta, como al forro de una bolsa del supermercado, y garabatearla. Todo mirado con los ojos de “mi alma enamorada”.
Gala se casó en tercera nupcias con Dalí. Había sido mujer de un par de poetas antes de topar con el locuaz catalán que aceptó como suya a Cecile, la única hija que la mujer tuvo en París.

La rusa fue un torbellino de pasión en sus diferentes edades, testimonios fehacientes, afirman que solía “acompañarse” de jóvenes, en las ausencias de Dali como aquel que se ve en la foto que hay actualmente en el Castillo de Pubol y en el que ella, de perfil, sentada en el piso, descalza, en flamante bata larga y en la misma habitación donde cuelga la imagen, observa tocar el piano a mozalbete que da la espalda a la cámara.
“Ella amó a Dalí intensamente, pero era como era, un volcán de pasión”. Huelga decir que el artista fue consciente de la vida de su esposa y aceptó las tres bandas que le planteó en no pocas veces la extraña convivencia. Pero al final de todo fueron uña y carne, inseparables.
Cuando andaba de buen humor, él la llamaba “Gala”, “Galuchka”, “Gradiva”, “Oliva”, “Oliveta”, “Mi Rusa amada”, “Mi todo...” y otros apreciativos. Cuando se enfurecían solía decirle él a ella: “Metro”: “porque, joder, hija, con ese carácter ruges más que el león de la Metro”. Alusión clara a la cabecera de entrada de las películas producidas en esa época por la Metro Goldwyn Meyer, de Hollywood y en la que un león ruge, mientras oscila la cabellera debajo de un letrero encintado que dice: “ Ars Gratia Artis”. (¿Lo recuerdan?)
Locuras que lo llevaron a aceptar que, para entrar al castillo estando Gala, tenía que solicitarlo por escrito, a la espera de ser autorizado por ella. Algo risible pero cierto.
Pero se ha de reconocer que fueron Figueras, Portlligat y La Pera, ese triángulo geográfico en el que fueron felices, a su modo, hasta los últimos días de su vida. Aunque ellos dos viajaron por todo el mundo, viviendo igual en ciudades como Nueva York, Londres o París.

Fallecida Gala en la casa de descanso que tenían en Porlligat, Dalí dispuso que el chófer recorriera los 60 kilómetros que hay entre el sitio de deceso y La Pera con el cadáver de ella en el asiento trasero del Cadillac azul de su propiedad, cubierta con una frazada, simulando dormir el sueño más profundo que, en verdad, era una muerte por vejez.
Nadie se dio cuenta y él no quería sufrir los engorrosos trámites post mortem, por eso decidió llevarla al castillo para que simplemente allá certificaran su muerte y se enterrara en una de esas dos lujosas tumbas, a la espera de que él mismo corriera la misma suerte para irse de vecino de su mujer...
...Andaba equivocado...

Si los curiosos lectores se toman el trabajo de ver muchas de las pinturas de Dalí podrán ver, en no pocas de ellas, las montañas, los valles y el mar de su tierra. Esa esquina de España fue la inspiración terrenal de Dalí que, con sus vientos de tramontana que bajan a 200 kilómetros por hora, sirvieron de marco a la obra del muy ilustre pintor.
Precisamente, alguno de sus biógrafos le achacan a esos vientos, propios de esta parte del mundo, los delirios del mencionado español. “Las ráfagas lo dejaron como un cencerro”. No nos consta, luego las citamos por hallarlas interesantes.

200 AÑOS EN FORMOL

El día que murió Dalí el médico forense catalán Narcis Bardalet recibió la llamada de Mariano Lorca, alcalde de Figueras. Él le dijo que el pintor yacía moribundo en el hospital de la localidad y le requerían para embalsamar su cuerpo y exponerlo en capilla ardiente.

El embalsamamiento se hizo en una habitación de Torre Galatea, edificio adjunto al Museo e intervinieron tres forenses, en presencia de otras diez personas. La operación duró tres horas, en las que le inyectaron 7 litros de un compuesto de formol (Un 10 % del peso corporal) para que se conservara mínimo 200 años. A medianoche, terminaron de dejar al difunto listo para ser llevado a su última morada.

A petición del embalsamador se dejó el marcapasos que tenía Dalí. esto como un último homenaje a una persona que como él estuvo tan atento a los avances científicos. Lo vistieron con una túnica blanca de seda y arreglaron sus bigotes.

Así acabaron las 4.420 semanas en las que vivió Dali, en cuerpo y alma, abordo de si mismo. Del bebé aquel nacido en la primavera de 1904 al anciano muerto en el invierno de 1989, distan miles de experiencias y centenares de obras de arte.

En suma, fueron 1.016 meses existidos frenéticamente, pero él quizá no fue tan loco, como la cabra aquella (hija de esa proclive madre dada al sexo) pues Dalí hizo todo con tanta pasión que pareció demente, pero es que así son los genios...

Y señores, hasta aquí lo que sé...

...Tararí que te vi...



LÁPIDA DE SALVADOR DALÍ EN el Museo de Figueras. Miles de personas visitan anualmente esta edificación restaurada por el pintor y en la que yace enterrado.


CÚPULA GEODÉSICA. Una compleja labor de diseño e ingeniería permitió dotar a este museo de la cúpula geodésica. Observesen los detalles de la monumental obra, que da justo al costado de donde está el cuerpo insepulto de Dalí.




FOTO CUANDO ES paseado por el Museo Dali-Gala, en Figueras. Había sufrido quemaduras graves en su habitación del Castillo donde permanecía solo desde que murió Gala. El extraño cortocircuito quemó justo el cuarto donde permanecía. Moriría años después.


VISTA LATERAL DE LA FACHADA DEL MUSEO. Se observan con detalle los huevos que colocó el artista en la pared.

LOS RELOJES BLANDOS son de las creaciones más conocidas de este autor surrealista.


EL AMOR LLEVO A QUE le pintara al amor de su vida cuadros surrealistas como éste, "Galatea de las Esferas".


EN ESTE CUADRO DALI se dibujó pintando a Gala. Ella fue su inspiración y la que le manejo los negocios multimillonarios al artista.


LA MADONNA DE PORTLLIGAT fue una de las obra en la que Dalí inmortalizó a Gala.



ESTA ES LA HABITACIÓN DE GALA en el Castillo, en la que hay un cuarto de baño con grifería en oro. Igual permanece la cama y toda la dotación que en vida le fue regalada por Dalí.


EN EL MAPA DE ESPAÑA, parte superior derecha, queda la Comunidad Autónoma de Cataluña. Y arriba de ésta, en rosa, Gerona, una de sus provincias. Y justo encima del punto queda Figueras y a la derecha del mismo punto toda la zona en la que vivió sus mejores experiencias Dalí.


CADILLAC EN EL QUE el conductor de Dali transportó el cadaver de Gala, desde Portlligat a La Pera. "Lloró mucho su muerte, después de ella no estar, a él se le fue apagando la vida". Al fondo se observa una carroza que el pintor importó de Estados Unidos y en la que se divertía con Gala.


EN ESTE SITIO VIAJO el cuerpo sin vida de Gala. Fue idea de Dalí llevarse a escondidas el cadaver. Enteradas las autoridades, sólo dispusieron enterrarla en el Castillo que le había regalado Dali a ella.


ÚLTIMA FOTO DEL PINTOR SALVADOR DALI. Cuando salía de un hospital de Barcelona rumbo a Figueras. Los médicos ya no le daban mucho tiempo de vida. Aquí es cuando dice enfáticamente: "¡Viva España!, ¡Viva Cataluña!"!

4 comentarios:

  1. Amigo comentarista te felicito por lo ameno
    de tus artículos la redacción acompañada de
    las buenas fotografías le dan al lector una idea total del tema. Un abrazo

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  2. Una pequeña corrección, en el momento de la muerte de Dalí, el alcalde de Figueres er Marià Lorca (que es Maiano en catalán) y era un hombre. En el texto se llama María y se la trata de alcaldesa.
    Buena historia.
    Saludos

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  3. He intentado buscar de qué fecha es esta última aparición de Dalí y en ningún sitio lo pone? fue a finales del 88 o ya en Enero del 89 cuando dijo lo de viva España y viva Cataluña?
    Gracias

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  4. Por qué no lo enterraron junto a gala donde el quería?

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