domingo, abril 10, 2011

GUSTAVO GUTIERREZ CABELLO, LA NORMA LÍRICA CON AROMA VALLENATO

El artista Gustavo Gutiérrez Cabello  marcó con su estilo de componer una senda en el folclor vallenato, de la costa norte de Colombia. Aportó el aroma de la lírica a una música tradicionalmente circunstancial y narrativa. Actualmente hace recitales en los que declama y canta muchas de sus obras magistrales. EL COMENTARISTA les presenta un completo reportaje.
"CONFIDENCIA"

Por: Héctor Sarasti
Editor General
Periódico Digital
EL COMENTARISTA
Fotos: archivos particulares


“Y YO ME IRÉ”
“Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostálgico.
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando."
(Composición del poeta español Juan Ramón Jiménez Mantecón (1.881-1.958) y Premio Nobel de Literatura 1956).

"CANCIÓN DESESPERADA"

“Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.

El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!...”
(Fragmento del libro “20 poemas de amor y una Canción desesperada”, de escritor chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, (1902-1973), el mismísimo “Pablo Neruda”)

“LA CANCIÓN  DE LA VIDA PROFUNDA”

“Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión...
...
Mas hay también ¡Oh Tierra! un día… un día… un día…
en que levamos anclas para jamás volver…
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!
(Fragmento de ese poema escrito por el colombiano Miguel Ángel Osorio (1.893-1.942) más conocido como “Porfirio Barba Jacob”)

“SIN MEDIR DISTANCIAS"

La herida que siempre llevo en el alma no cicatriza,
inevitable me marca la pena que es infinita,
quisiera volar muy lejos, muy lejos, sin rumbo fijo,
buscar un lugar del mundo sin odio, vivir tranquilo,
Eliminar las tristezas, las mentiras y las traiciones
no importa que nunca encuentre el corazón
lo que ha buscado de verdad
no Importa el tiempo que ya es muy corto
en las ansias largas de vivir
cualquier minuto de placer
será sentido en Realidad
si lleno el alma, si lleno el alma de eternidad
...
Solitario en el recuerdo
se va alejando mi queja
amigos que me conocen me dirán:
¿Qué es lo que pasa en tu interior?
No eres el mismo que conocimos
lleno de vida y de Ilusión
se nota a leguas de verdad
que te lastima el corazón
se nota a leguas que estas sufriendo
por un amor “
(“Sin Medir Distancias, del poeta y compositor colombiano Gustavo Gutiérrez Cabello (Valledupar, Cesar. 1940)

El invisible hilo conductor que une a estas 4 personas distintas en tiempo, modo y lugar pero de una sola razón verdadera es, inequívocamente, la poesía y, dentro de ella, la poesía lírica que es el “género literario en el que el autor quiere transmitir sus sentimientos, sus emociones o sus sensaciones con respecto a una persona u objeto de inspiración”, recorriendo el camino de la mano del poema, sea este en verso o en prosa.

Y es que tan lejos quedan entre si las poblaciones de Moguer, España; Parral, Chile; Santa Rosa de Osos y Valledupar, Colombia, -Adonde en su orden nacieron los citados- que asalta la duda de qué pueden tener en común, distinto al idioma castellano estas personas, únicas e irrepetibles.

Pero en común no solo tienen que cultivaron la poesía sino también que estudiaron sus entresijos técnicos y que no se plantearon ser simplemente aventureros del verso o de la prosa -de lo que saliera por inspiración- sino que dotaron su innata virtud para hacer un “poiema” (“creación”, en griego) o composición poética, con los fundamentos establecidos hace más de 15 siglos cuando a los griegos les dio por cascarle a la “lira” (instrumento de cuerda, asóciese a una guitarra) para matar las penas sensibles o, al menos, para sobrellevarlas, lo que dio el origen a lo que se conoce hoy como el Arte Lírico o manera de expresar lo sublime del ser humano en un lenguaje pulido o elaborado según unas normas preestablecidas.

Y venidos al tema que nos ocupa como es el del compositor, poeta y romancero vallenato Gustavo Gutiérrez Cabello mucho ha de recordar por siempre a su profesor de “Preceptiva Literaria”, Juan Gutiérrez, quien le enseñó, a finales de los años 40ª y en la aulas del Liceo Nariño, a cinco calles de su entonces casa de Valledupar, los tejemanejes, del noble arte de tejer con la palabra inolvidables poemas, con los que se ha defendido a lo largo de sus ya 71 años de vida, por vocación, por interés propio y, además, por cumplirle –si se quiere- a su muy reconocido don de saber pasar por la pila poética lo más sensible de la pasión humana, el amor.

Técnicas que se asocian al hablante, al objeto, al motivo y a la actitud lírica. Y dentro de la lírica, como arte, relacionadas con géneros como el poema, el verso, la estrofa, la medida, el ritmo y la rima y con subgéneros, mayores, como la canción, el himno, la oda, la elegía, la égloga, y la sátira; y, menores, con el madrigal, el enigrama y la letrilla...

...Ahora, chamo o chaval o pelao, te debo los detalles de todo este zambapalo lírico porque  sino se me quema el arroz como cronista explicando tanto de lo que el bueno de Gutiérrez Cabello oyó decir alguna vez a su maestro en medio del sopor de esas ardientes aulas vallenatas que despertaron  en él de lo que si ya venía dotado de fábrica, la vivencia poética...

...Por lo pronto, cojamos camino...

MÚSICO DE VOCACIÓN Y CORAZÓN

Gustavo Enrique Gutiérrez Cabello, hijo de Teotiste Cabello Pimienta y Evaristo Gutiérrez Araujo, nació el jueves 12 de septiembre de 1940 en la casa que su familia tenía, entonces, frente a la céntrica Iglesia de la Concepción, de Valledupar, norte de Colombia, población fundada por el español Hernando de Santana el 6 de enero de 1.550 en Eupari, uno de los dominios del Cacique Upar, zona habitada por indígenas Chimilas, Itotos, Cariachiles y Coyaimas, entre otros.

Conforman el hogar su esposa, Yenni Leonor Armenta y sus hijos Evaristo, Enrique y Gustavo José. Y tuvo como hermanos a José Tobías (fallecido), a Karina y a Olga Gutiérrez Cabello.

Realizó estudios primarios en Valledupar y se trasladó a Medellín donde cursó su bachillerato en el instituto de la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, y, luego, en Bogotá en la Escuela de Administración de Negocios, EAN, donde se graduó como administrador de empresas. (Ah, valga este apunte, pero el título por excelencia que ostenta es el de “Poeta Profesional”, graduado en la Universidad de la Vida, el cual le ha dado decenas de reconocimientos en Colombia y el exterior).

De su arte dice y reconoce que “Mi poesía surgió, en parte, de esas clases de Preceptiva Literaria, entonces era un niño de entre 7 y 9 años a quien con el paso del tiempo le gustó declamar, lo que aún sigo haciendo”, dijo a EL COMENTARISTA, Héctor Sarasti, el compositor en momentos que retornaba de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias a su ciudad natal, luego de ofrecer un recital en la presentación en “La Heroica” del 44avo. Festival de la Leyenda Vallenata, que se realizará en Valledupar entre el 26 y 30 de abril venideros.

Es de anotar que la Preceptiva Literaria se define como “la disciplina que analiza los modos de cómo la palabra escrita o hablada expresa la belleza” y estudia “el lenguaje vivo y bello”, siendo esa “Preceptiva una especie de guía de viajes que indica por dónde han pasado otros o por dónde deberían pasar los viajeros”, pero que “no debe confundirse con el viaje mismo”, según afirman autores especializados en esa temática ya que cada quien, en el mundo de la palabra bien escrita o dicha, viaja por donde le da la gana, eso sí con los principios claros, deduce este cronista. (Nota: preceptiva viene del griego praeceptum, precepto o norma que “es cada una de las instrucciones o reglas que se establecen para el conocimiento o manejo de un arte o facultad”).

“En mi caso todo eso me sirvió para tener una personalidad literaria definida, para saber y lograr expresar lo sensible, los afectos, para mostrar el dolor a mi manera pero para que ese dolor llegara al oído de una manera suavizada, más hermoso si cabe decir”, expresó Gustavo Gutiérrez quien en su haber musical ya suma más de 100 melodías compuestas desde que comenzó a colocar en práctica lo que le pinceló su profesor de primaria.

Queda también por allá entre los recuerdos e sus influencias musicales y artísticas de su juventud el que le dejó la amistad que lo unió al pintor y caricaturista valduparense, ya fallecido, Jaime Molina Maestre...(“...Recuerdo que Jaime Molina, cuando estaba borracho, ponía esta condición...”. Canción “Elegía a Jaime Molina”, de Rafael Escalona) y de otros tantos personajes vallenatos con los que compartió a lo largo de su vida, entre ellos, Nicolás Elías Mendoza, “Colacho”; Darío Pavajeau Molina, Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, Andrés Becerra, Rafael Escalona Martínez, Rodrigo Álvarez, José María “Chema” Guerra, Freddy Molina Daza, Octavio Daza Daza, Edilberto Daza, José Hernández Maestre, José Alfonso “Chiche” Maestre y Freddy Peralta.

Corrían los 60ª, cuando despuntaba su juventud y le vino el primer éxito por cuenta de una de sus primeras composiciones: “Confidencia”...

"Gustavo Gutierrez canta,
En Valledupar cuando sale el sol,
Nada compara ese canto
Solo tu mirar, divino mi amor
Si pudiera volver al pasado, en confidencia disfrutaría
De tus besos con mayor encanto
Y, en confidencia, te pediría:
Bésame todos los días, hasta la hora de la muerte,
Y más allá de la muerte no me olvides, vida mía.

Si sientes cerca de tus labios

Fuego abrasador, fuego abrasador
Invisible al lado tuyo,
Suspira mi amor, suspira mi amor.
Siempre en tus besos yo siento
Muy dentro de mi, muy dentro de mi
Y todo lo que yo pienso, es pensar en ti, es pensar en ti.
(“Confidencia”, Gustavo Gutiérrez Cabello)

Nadie más ni nadie menos que el inmortal maestro de maestros y músico dominicano, Luis María Frómeta Pereyra (1.915-1.988), “Billo” Frómeta, eligió “Confidencia” para incluirla en el álbum “Anoche no dormí” que interpretó la “Billo’s Caracas Boys”, orquesta venezolana de su propiedad, después de que las autoridades de ese país le levantaran el veto de cantar a Billo y pudiera volver por sus fueros. Composición que cantó el legendario vocalista del Zulia (Venezuela) José Rafael García Añez, “Cheo” García, y el no menos famoso José Luis Rodríguez Gonzalez, “El Puma”.

Y fue, curiosamente, en el Club Valledupar, aquel recinto que estipulaba en sus reglamentos internos, Artículo 62: “queda terminantemente prohibido llevar a los salones música de acordeón, guitarras o parrandas similares”, donde Billo escuchó de las manos del pianista Evaristo Gutiérrez, el padre de Gustavo, y de la voz del propio músico que nos trae a marras, los acordes de la composición que lo lanzó al estrellato.

Éxito que coincidencialmente grabo también por esos mismos comienzos de los años 60ª el músico colombiano de Soledad (Atlántico), Francisco Galán Blanco, “Pacho” Galán. Grabaciones que indicaron a Gustavo Gutiérrez por donde es que le entraba el agua al coco o cuál camino seguir: “Así me di a conocer, pensé que yo valía para eso y me dediqué de lleno a cultivar ese arte de componer”, dijo Gutiérrez quien en la actualidad ofrece recitales para amenizar fiestas privadas y canta y declama donde sea requerido. (Nota: Haber que lo requieran en España pronto para tener tal gusto...).

Entraba así por la puerta grande de la música tropical aquel muchacho sencillo, delgado, taciturno, buen amigo, mejor persona, que un día cualquiera le dio rienda suelta a su afición de cantarle al despecho amoroso, no con palabras salidas a la topa tolondra sino cinceladas en la dura piedra del dolor pero horadadas milimétricamente con el cincel de su estudiada lírica.

La irrupción de la lírica por cuenta de Gutiérrez en un folclor costumbrista impactó, por no decir descolocó a muchos de quienes cultivaban la música vallenata tradicional, a ritmo de acordeón o guitarra, caja y guacharaca.

El objeto y el motivo paso a tener al amor y a la mujer como el centro del discurso poético, en una música acostumbrada a cantarle a otros aspectos de la vida y de una manera distinta.

Por ejemplo, como composición, el vallenato tradicional podía tenía dos compases y un estribillo y apareció Gutiérrez metiéndole 3 o 4 compases y poniendo, o no, estribillo. Revolución que con los años se consideró un aporte único al vallenato que considera, al paseo, al merengue, a la puya y al son como las 4 maneras de tocar ese ritmo.

El vallenato costumbrista era más directo: “Cuando pises tierra patillalera, donde nacen las canciones sentidas, caserío donde tengo mi familia, allá al pide de una lomita de tierra, si algún me enamoro de verdad, la mujer que me quiera ha de saber...” (“El Hijo del Patillal”, de José Hernández Maestre)

Mientras el lírico tiene más cadencia y notas más largas y recurre a la metáfora, al símil o a otras figuras literarias: “Busco en las noches serenas de mi tierra la triste nota que brota de un acordeón para sentirme enamorado yo vengo del pasado, de versos y canción, busco en la senda de mis antepasados y encuentro que sufrieron por culpa de un amor... miraré hacia el cielo y entre las montañas volará mi pensamiento muy lejos de aquí... cuna de esperanza donde pueda ser feliz... ” (“Camino Largo”, Gustavo Gutiérrez Cabello).

Más claro no 'galla un canto', querido lector... así explico lo mucho que ha hecho Gustavo Gutiérrez por tal folclor.


"CAMINO LARGO"

Ya metidos en la década de finales de los 70ª y 80ª, legendarios grupos vallenatos grabaron las melodías del compositor en cuestión como los Hermanos Zuleta: “Tanto que te canto”, “Así fue mi querer”, “Aquella Tarde” y “Mi niño se creció”, entre otros; Diomedes Díaz hizo lo propio con “Camino Largo” y “Sin Medir Distancias” y más recientemente con “A un ladito del camino”; Jorge Oñate puso voz a “Paisaje de Sol” y así han ido que han ido de voz en voz los éxitos de esta leyenda viva que aún se pasea en Colombia llevando su voz de a un lado a otro y su música, como a comienzos de ese folclor hicieron los juglares.

“El que toda la gente me quiera,
es un placer que me da la vida,
que muchos desearían,
el que todos los amigos míos,
se llenen de infinita ternura,
con las canciones mías.

He recorrido muchos caminos,
de esos que largos tiene el destino,
ilusiones perdidas,
pero es muy justo reconocerlo,
he tenido momentos felices,
de esos que no se olvidan.


Cuando pasan los años, uno va comprendiendo
que lo mas bello, que lo más bello,
es regalar ternura, es sentir el cariño,
de los amigos y de la gente de mi pueblo.

En las noches de mi tierra, renacen siempre mis alegrías,
hay un verso de esperanza, en cada aliento del alma mía.
Ahora vengo a libertarme, estoy triste todavía,
yo no tengo que ofrecerles, solo las canciones mías.

Yo siempre soy Gustavo Gutierrez,
el que canta muy triste en el valle,
el del cantar herido,
por polvoriento que sea el camino,
no le tengo miedo a la distancia,
si allí encuentro el olvido.

Nunca he ofendido a nadie en la vida,
he sido un hombre bueno y sencillo,
soy un hombre sincero,
como principio siempre he buscado,
hacer el bien a todo el que pueda,
siempre dar un consejo.


Cuando pasan los años, uno va comprendiendo
que lo más bello, que lo más bello,
es regalar ternura, es sentir el cariño,
de los amigos, y de la gente de mi pueblo.


En las noches de mi tierra renacen siempre mis alegrías,
hay un verso de esperanza,en cada aliento del alma mía.


Ahora vengo a libertarme, estoy triste todavía,
yo no tengo que ofrecerles, solo las canciones mías”.

(“El Cariño de Mi Pueblo”, Gustavo Gutiérrez)


Y así señores concluyo.

He dicho.

FIN
"EL CARIÑO DE MI PUEBLO"



 
CANCIONERO

El siguiente es un listado de melodías compuestas por Gustavo Gutiérrez Cabello. Es una recopilación que no agota toda su producción como compositor sino que resume parte de lo que ha creado. Si desea escuchar algunas de estas búsquelas en youtube.com y otros webs donde se reproducen tanto las grabadas por los artistas como los recitales de este valduparense.

AÑO / COMPOSICIÓN


1963 Morenita
1963 La Espina
1963 Confidencia
1964 Cecilia
1965 Valledupar Tierra Mía
1965 Recuerdos de Don Toba
1965 Ensueño
1965 Lamento Provinciano
1966 Recuerdos de ti
1966 Mariposita
1966 Fracaso Algodonero
1967 Mi Juventud
1967 Leonor del Cesár
1967 Adiós a Pedro Castro
1970 Mi Novia Juvenil
1971 Delirio
1972 El Silencio de Freddy Molina
1972 Inquietud
1972 Al Otro Lado del Río
1972 Mis Amigos Me Recordarán
1974 La Provinciana
1974 La Gaviota
1975 Pueblo Oscuro
1976 Largo Verano
1979 Tanto Que Te Canto
1979 Camino Largo
1979 Ay, ay, ay
1979 Así Fue Mi Querer
1980 Lloraré
1980 Corazón Martirizado
1981 Viejos Anhelos
1981 Aquella Tarde
1982 Paisaje de Sol
1983 Te regalo Mis Canciones
1983 Calma mi melancolía
1984 Amores Que Van y Vienen
1985 Parrandas Inolvidables
1985 El Cariño de Mi Pueblo
1986 Sin Medir Distancias
1986 Cómo Pudo Terminar
1987 Recuérdame
1987 Mañana Sale El Sol
1988 Mi Niño Se Creció
1992 Enamórate
1998 Ventana De Mis Sentimientos

2007 A un ladito del Camino
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SU VIDA EN FOTOS
Leyendas fallecidas: Izquierda a derecha, segundo, "Colacho" Mendoza y Consuelo Araujo Noguera, "La Cacica". Aún vive, Adolfo Pacheco, el compositor de "La Hamaca Grande".

Compartiendo en un patio de Valledupar con Rafael Escalona.  A la derecha, la esposa de Gustavo, Yenni Armenta.

Unos de los grandes éxitos de Gustavo Gutiérrez Cabello lo obtuvo con el cantante Jorge Oñate quien le grabó la melodía "Paisaje de Sol".

El famoso Club Valledupar. Ya hace años desapareció la prohibición de no dejar cantar en sus instalaciones. Esto por iniciativa de uno de sus socios.

Gustavo Gutiérrez y Emiliano Zuleta Díaz.

Foto antigua: el compositor y Alfredo Gutiérrez.

Con la famosa Cecilia Caballero de López, la "niña Ceci", esposa del expresidente también fallecido Alfonso López.

Gutiérrez con dos legendarios maestros vallenatos, Roberto Pavajeau y Hernando Molina.


Datos del lugar donde funcionó el primer cabildo de Valledupar.

FOTO de Valledupar de mediados del siglo pasado. Esta ciudad entonces no tenía emisoras y aún eran incipientes sus infraestucturas de servicios. "Los juglares vallenatos eran los periodistas de la época", dijo el compositor.

Mapa hecho por los españoles de la Ciudad de los Santos Reyes del Valle del Cacique Upar.  Está es una fachada de la ciudad.


Foto histórica: de izquierda a derecha. El acordeonero y compositor Alejandro Durán; Gustavo Gutiérrez, Rafael Escalona y Gabriel García Márquez.

Jaime Molina , un personaje en el mundo vallenato que dio mucho de si en historias.

Portada del disco de la Billos Caracas Boys, en el que le grabaron por allá en los 60a. "Confidencia".

Uno de sus buenos amigos de juventud, el caricaturística y pintor Jaime Molina.

Con un acordeón piano en la portada de un larga duración.

Foto antigua en la que aparece junto con compositor Leandro Díaz.

Publicación en el diario EL TIEMPO.

Otra con Gabo.

Iglesia de la Concepción de Valledupar, en los aledaños nació el compositor.

En esta parte de Colombia se encuen tra la ciudad de Valledupar.
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Foto de comienzos del siglo pasado de la Plaza Central de Valledupar.

Entre otros, arriba-derecha, Colacho Mendoza, abajo centro, Gutiérrez.

Usualmente este poeta declama uno o dos versos antes de comenzar a cantar en sus recitales. En las presentaciones asume el papel de declamador y vive cada uno de los versos que cuenta

Yenni Armenta Gómez y Gustavo Gutiérrez, esposos. Los conocí en abril de 1995 cuando era reportero de un diario colombiano y me dispensaron el honor de visitarlos en su casa.

Por lo que deduzco este concierto debió realizarse en Madrid, España. Donde fuere la gente disfrutó con la presencia del juglar.

Su más reciente presentación en Cartagena de Indias, Colombia. Al fondo, entre otros, el acordeoneros Gonzalo Arturo Molina, "El Cocha".