sábado, marzo 05, 2011

DIOMEDES DIAZ, LO QUE DIOS LE DIO, SAN PEDRO SE LO BENDIJO


TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS. De izquierda a derecha: Luz Consuelo Martínez Salazar,compañera del cantante; Diomedes Díaz Maestre y José Zequeda, manager general de la Agrupación Musical del cantante. Durante su gira europea fue notorio el apoyo de ambas personas  al artista. Comparten las vivencias del artista. Recorrieron España, Holanda y fueron a Francia.


Por: Héctor Sarasti
Diario Digital EL COMENTARISTA
Fotos: Víctor Sánchez Rincones / Héctor Sarasti
España.

Vengo a cantar en un son de merengue,
 lleva en título de Mi Memoria
natural es aquella persona 
que sin estudios también se defiendo (bis)
Un reír de la naturaleza, que se pone de todo en la vida,
a pesar de que mi vista en perdida,
Leandro Díaz conserva inteligencia (bis)
Mi memoria es saber trabajar, 
la comprensión de lo que es natural (bis)
Oigo decir que en el mundo hay aurora,
clara y bella sin comparación,
Leandro Díaz por su imaginación sabe amar y querer su memoria,
Un don de gracia nació con mi vida, 
Leandro cuenta goces naturaleza
a pesar de que mi vista es perdida a mi Dios no tengo que desearle (bis)
Principalmente me dio inteligencia, de maestra:
la imaginación. A pesar de que vivo en tristeza mi memoria conserva un valor
Lo que se aprende de pronto se olvida si no se usa no es valedero
lo que nace con uno es eterno ¡hasta nuestro final de la vida!”
(Canción: “Mi Memoria”. Compositor: Leandro Díaz. Canta: Diomedes Díaz Maestre. Acordeón: Nicolás Elías "Colacho" Mendoza. Album: “ Dos Grandes".1978).



Sábado 26 de febrero del 2011… Al filo de la 1 de la madrugada…

La fría medianoche de invierno marcaba los 7 grados centígrados pero se ausentaba en el confortable e iluminado ambiente de la sala de espera del Hotel Lleó, de Barcelona, en la Calle Pelayo 22-24, a escasos metros de la famosísima y céntrica Plaza de Cataluña, todo un símbolo de esa megaciudad europea. 

Ese ambiente enmarcaba el diálogo desprevenido entre el cantante vallenato más famoso de todos los tiempos, habidos y por haber y por conocer, Diomedes Díaz Maestre; el periodista colombiano, de origen samario, Víctor Sánchez Rincones y este cronista, Héctor Sarasti.

“Oiga, ¿y la familia que tal?..”, preguntó Diomedes Díaz dirigiéndose a Sánchez Rincones.

“Ahí, Cacique, ahí… bien…bien…”, esbozó Sánchez Rincones para luego dar paso a un resumen personal muy parecido al que un hijo hace a un padre recibido por Díaz Maestre, a su vez, como el de un comprensivo padre que se preocupa por su hijo.


Díaz permanecía sentado en una silla, esperando la salida rumbo al concierto que daría en el Pueblito Español, un reconocido lugar de entretenimiento de esa ciudad costera, capital de la Comunidad Autónoma de Cataluña, al Este de España y a orillas del Mar Mediterráneo.

(Nota: Quepa señalar como anécdota, estimado lector, que Sánchez es hermano del médico aquel que menciona el cantante a los 3 minutos y 11 segundos en la canción “El Escorpión” de su álbum “Gracias a Dios” cuando dice: “Doctor William Sánchez Rincones, de la Metro, derechiiiiiiiiiiiitooo a España…”. Y que quede claro, también, que son los méritos periodísticos de ese comunicador en tierras íberas los que resaltan su hacer, su quehacer y su persona misma. Se las dejo ahí.)

Sigo…

Me llamó la atención lo concreto y lo lúcido del pensamiento de Diomedes Díaz y, en ese particular, corroboré ese halo de sapiencia vivencial –del que tanto me habían hablado sus allegados y conocidos durante muchos años- y que me hizo reflexionar sobre el largo trecho que puede haber entre la imagen pública de Díaz Maestre y su realidad personal, cuando se le trata de cerca.

La primera, acaso, lo muestra como más allá del bien y del mal; la otra, quizá, lo define y lo acerca a lo que es realmente: una persona de carne y hueso, ajena en su esencia al contoneo de una megaestrella de esas que en el firmamento vallenato hacen validar aquella máxima popular que proclama la existencia de tantos caciques en menoscabo de tan pocos indios.

De España contaba que vino la primera vez a cantar hace unos 10 años y que de entonces a hoy ha cambiado el panorama musical para el vallenato, toda vez que el incremento de los fanáticos ha sido progresivo, muy de la mano de la inmigración de colombianos a estas lejanas tierras, distantes 10 mil kilómetros de los Andes. Actualmente se calcula que en este país hay una población aproximada de 800 mil colombianos de un promedio de 5 millones de extranjeros residentes. 

Él considera que sus fanáticos se han duplicado y que sus seguidores actuales aquí son muy variopintos: lo mismo es un colombiano, que un dominicano, que un español, que un chileno, que un venezolano, que un ecuatoriano, que un gringo y así progresivamente.

- “¡Esos son mis seguidores, que los quiero mucho!”, exclamó.

De su gira europea expresó que la concluía el 28 de febrero porque tenía que cantar en el Carnaval de Barranquilla y en el Festival Vallenato “sino, por mi, yo seguía por estos lados un rato más”. (Gira que, en efecto, continuó a Holanda, cerrando en Francia, con la salvedad que en esta última no se celebró el concierto por incumplimiento del empresario).

-“Es que, aja, el Carnaval y el Festival es lo de uno, lo que uno vive, lo que uno goza, son muchos años de ir a cantar allá y allí están muchos amigos que quiero y principalmente mi fanaticada”.

-¿Carnaval sin Diomedes no es carnaval?, preguntó este cronista (que sumaba entre pecho y espalda en ese momento más de 20 horas seguidas sin dormir, un extenuante viaje de 535 kilómetros a bordo de un Tren Euromed, que puede cascar una velocidad punta de 200 kilómetros por hora, desde el sur de España a Barcelona, y sumaba más intención que fuerzas).

-“No sé si es así que, Carnaval sin Diomedes no es Carnaval, lo que si sé es que es lo nuestro, es lo que llevo dentro del corazón, uno lo goza mucho”, recalcó.

-¿8 Congos de Oro le ha dado el Carnaval?

-“Vea usté…”.

Regresando en el tiempo, me acordé de aquella media tarde de un día cualquiera ya olvidado en mi mente, de comienzos de agosto del 2.002, cuando escuchaba, bajo el palo de limón que hay en la entrada de la casa de su familia en el céntrico barrio San Joaquín de Valledupar, el relato del padre del artista, Rafael Díaz,  en momentos exactos en lo que su hijo pasaba épocas nefastas debido a la sentencia condenatoria del 26 de enero del 2001 proferida por juzgado 46 del Circuito Penal de Bogotá, en medio de unos hechos que son de público conocimiento por parte la opinión pública.

“Yo siempre le he dicho que por qué anda con ese pocotón de gente, que ande con poquitos…”, dijo si el rigor periodístico no me falla por el paso de tantos años. Charla entonces que paraban cada vez que una voz decía: “Rafa, mira a ve que haceí con el mico ese plebe que teneí”, refiriéndose a un mono pilluelo que habitaba en el patio de la casa de los Díaz Maestre que no paraba de hacer pilatunas a todo el que se paseara por sus dominios.

Ese mismo día charlé con Elvira Maestre, su madre, la que, incorporándose de la cama doble en la que descansaba la siesta y sobrellevaba un dolor en el bajo vientre, había entrado a la cocina a preparar un tinto para ofrecérselo a quien redacta estas líneas.

“Mi muchacho… de mi muchacho se dice de todo, pero nadie lo conoce mejor que yo que lo parí, tanto que ha ‘dao’ como ha ‘dao’, pero mi Dios me lo tiene que ayudar”, refería mientras estiraba el tinto que había calentado en una olla de aluminio en la estufa blanca que se enmarcaba a un costado de la cocina rectangular pañetada en baldosines.

Y así hace 17 años me hablaron padre y madre. Rafael murió a las 11 de la noche del viernes 15 de septiembre del 2007, a sus 77 años, mientras su madre aún vive en Valledupar. “Mamá ahí está, aja, a sus años… si está bien ella”, dijo en esta última charla en Barcelona a este cronista.

...

De momento, miró hacia atrás y le dijo a su compañera, Luz Consuelo Martínez Salazar que se comunicara con José Zequeda, el manager general de su agrupación.

-“Estoy en eso”, respondió ella. Esto para salir de inmediato rumbo al concierto ya que debía ir a cumplir su contrato musical, retornar al mismo hotel, recoger sus maletas y partir para Amsterdam.

Él dio alguna indicaciones a Luz Consuelo, esa bogotana, graduada en comercio internacional y la mujer con la que ha pasado mil y una vicisitudes en el pasado y que, a pesar de todo, están ahí el uno para el otro.  “Pero no sólo es que yo lo ayude, él también me ayuda mucho, por ejemplo, hay veces me despierta, me dice: mami, mire que ya es tarde...”, recordaba Martínez.

De un momento a otro Díaz cogió el celular Blackberry, color platino, y observó la pantalla. ¿Quién es ella?, preguntó este cronista.
“Mi hija linda, Carmen Consuelo”.

En el wallpaper o fondo de pantalla el cantante tenía la foto se su hija menor que, coincidencialmente, había nacido un año antes, el 26 de febrero a las 3 de la tarde. “Toma”, le dijo Díaz a su esposa pasándole el celular.

Díaz Maestre narró de viva voz la historia de su hijo no nacido “Tiburcio”, al que saluda en una de sus canciones. Ese era el nombre que le iba a colocar al último hijo que tuvo con ella pero la suerte le jugó una pasada extraña y nació hembra, Carmen Consuelo. “Bueno, pero ahí vamos dándole, ¿verdad mami? Hoy hacemos a Tiburcio”, dijo sonriendo el afamado cantante que tiene 53 años largo de existencia y 35 años de vida musical. “Y lo que me queda, porque me siento bien física y espiritualmente”.

-“Desde hace muchos años he ido a Valledupar por cuestiones de trabajo periodístico y siempre me llamó la atención lo que pensaban de usted quienes lo habían tratado en realidad, algo muy distinto de lo que se conocía en la opinión pública. ¿Es así?”, pregunté.

-“Yo soy una persona normal, una personal que tengo problemas como cualquier otro, que paga agua, luz, teléfono, universidades, que ríe, que canta y que todo esto es el resultado la constancia y la disciplina”, dijo. “Soy un ser humano como cualquier otro, pero ya saben la gran prensa…”.

-“Así es”, dijo Luz Consuelo haciendo un gesto afirmativo con la cabeza y mirando a Diomedes.

“Espérenme un momentico, que es que me dio como un malestar aquí en el estómago, debió haber sido la comida…”, dijo.

No en vano, esa tarde se había comido un guiso de gallina con papa y yuca que le preparó un familiar de Patricia Acosta, la mamá de sus hijos Rafael Santos, Dio medes de Jesús, Luis Ángel y Martín Elías, que reside en Barcelona y que, cocinando por las circunstancias, madrugó ese día al mercado, compró su buena gallina e hizo el plato que se lo llevó cumplidamente al Hotel. Dio medes Díaz lo había disfrutado sentado al borde de la cama, en interiores, y tapándose solo con el edredón.

-”¿Quieres tomarte algo amor?”, Dijo con su acento bogotano y con esa expresividad tierna de una mujer enamorada.

-“Si, respondió”.

- “Pa’ que vean que a mi también me duele el estómago”. Acto seguido se reincorporó de la silla, camino junto con ella, subió a la habitación y en 5 minutos exactos estuvo listo en la entrada del hotel para que lo llevaran al concierto.

En la misma puerta, antes de salir a la calle, Luz Consuelo le dijo: ”Espere, espere”, le acicaló la bufanda al cuello y le alisó las arrugas de la solapa del gabán negro que llevaba puesto mientras él se puso recto recibiendo los mimos de ella.. Entonces caminaron los dos juntos.

-“Vamos”, les dijeron.

Uno de sus acompañantes, que hacía las veces de escolta, abrió la puerta trasera del Renault Megane, color negro matrícula 4646 GCC del empresario que los contrató.

-“¿José?”, dijo Diomedes al aire, sin mirar mientras intentaba subirse.

-“Señor”, respondió el manager general, José Zequeda con esa voz concreta, sonora, gutural y afable que lo caracteriza. Díaz le preguntó algo que Zequeda respondió con un “Si”. (Ambos se entienden con una mirada, con un gesto. Vaya este ejemplo por delante).

La caravana de coches partió…

LO QUE NUNCA SE SABE

El reloj marcaba casi las 3 de la mañana. Y los coches avanzaban por los intestinos de Barcelona a una velocidad que denotaba apuro. Esto mostraba que la vida de Diomedes Díaz y quienes lo acompañan es un no parar.

La hora de la presentación de Díaz había ido postergando, poco a poco, conforme trascurrió esa noche. Las razones argumentadas eran, uno, de que el empresario intentaba aumentar la venta de licor en el local y por eso postergaba la llegada del artista; dos, que esperaban a que los términos legales entre contratante (empresario) y contratado (Díaz Maestre) se cumplieran, es decir, al pago del 50% ya hecho para cerrar el negocio se le complementara con el otro 50 % antes de estar en tarima. Resueltos todos los retazos, mayores y menores, solo faltaba la presencia de Diomedes.

-“Esto es lo que nunca se sabe de que la mayoría de veces no es responsabilidad de él todas estas cosas”, manifestó Zequeda, sentado detrás del conductor y a bordo del coche que los escoltaba.

-Pregunté: ¿Deme un dato: Hoy por hoy de 10 veces, cuántas no son responsabilidad de Diomedes?

-¿De 10? De 10, 9 no son responsabilidad de él… pero, no, a él se las achacan todas”...

En general, las relaciones musicales por presentaciones se hacen firmando un contrato. Documento que obliga a ambas partes a cumplir tanto el objeto del contrato como los términos del mismo. Y, en ese sentido, cada presentación es un trabajo que ejerce el contratado en contraprestación de un pago que hace el contratista.

De allí que ha de quedar claro que, por más que una presentación sea un acto de esparcimiento y entretención, es la actividad laboral que ejerce el cantante. A la fecha, sumados los años de vigencia musical del cantante y restados los que toca por el famoso problema aquel, debe de haber hecho casi 4 mil conciertos, en centenares de lugares.

Hay una cláusula en el contrato que señala la posibilidad de resarcir, si la responsabilidad es del cantante, mediante una nueva presentación cualquier incumplimiento.

De otra parte, Zequeda dijo que: “Nosotros damos la cara, manejamos eso con seriedad y puedo afirmarle, que a día de hoy, tenemos todo en orden como las situaciones contractuales, las relaciones laborales con los músicos… solo hay cosas pequeñas que son cuestión de tiempo”, finalizó.

 Así llego Diomedes a la discoteca, entrando por la parte trasera. Se paró unos segundos del lado de afuera e ingresó. Camino 50 metros, ascendiendo en la mitad a un segundo piso.

Decenas de cámaras digitales, videograbadoras, teléfonos celulares y todo lo que se preste para grabar se levantaron en alto. Recibió una treintena de empujones, una lluvia de llamados que rezaban “¡Diomedes!, ¡Diomedes! Y una rumor de alegría que invadió esa sala.

En el tumulto avanzó tranquilo, mirando un par de veces hacia atrás para ver donde venía Luz Consuelo, en medio de ese mundanal que los agobiaba.

Subió a la tarima, comenzó su canto, organizó sus músicos e hizo la felicidad del gentio que lo acompañó esa última noche en España. Incluso aguanto, cantando, la colosal pelea que formaron dos bandos dentro de la discoteca que a menos de 3 metros del cantante se dieron una paliza que asustaría incluso al mismisimo Mike Tyson.

Él ajeno pero enterado de todo aquello, concluyó su canto, se colocó su gabán, su bufanda y salió corriendo rumbo al Hotel y luego a Holanda desde el Aeropuerto de El Prat.

“¿Y la gente cree que esto es fácil?”

... Ya te digo...

“Yo tengo amigos que saben muy bien,
que soy un hombre que lucho la vida
pero a ver otros que no se imaginan
los malos ratos que sufro y que pienso...
Y en el momento le puedo probar que tengo
Más capacidad que usted...
Que si lo hago, tengo que nombrarlo
Y si lo nombro le doy importancia
Vaya al carajo, Señor abogado...”

(Canción: “Señor Abogado” Canta Diomedes Díaz).


FIN...
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DIOMEDES EN FOTOS DURANTE SU ESTANCIA EN BARCELONA



LISTO PA' LA FOTO. Diomedes Díaz observa el computador con la foto que acaba de tomar Víctor Sánchez Rincones, El Rey de la Farándula Latina en Madrid. Un poco de miopía le obligan a alejar el computador para enfocar.

CARMEN CONSUELO DÍAZ MARTÍNEZ. En la foto se observa el celular que llevaba Diomedes encima. Ésta es su hija menor, que en la foto habla por teléfono. Durante la gira la cuidaron sus familiares en la ciudad de Bogotá.


"Yo bajo rápido de peso", indico Díaz quien agregó sentirse muy feliz a pesar de todas las dificultades "que a diario se me presentan".
Después de 14 años todo apunta a que regresa a los escenarios en Estados Unidos. Esta noticia lo tiene muy optimista.

"Uno es el Diomedes que conocen y otro el que soy", afirmó en su diálogo con el cronista.

BUEN SEMBLANTE. Es notoria la mejoría física del cantante.

Durante el diálogo.

Con su "Cachaquita". Ya avisó que se tira al agua nupcial este año.


ANTES DE SALIR CON LUZ CONSUELO.




4 comentarios:

  1. ES UNaA EXCELENTE ENTREVISTA PARESE UNA NOVELA CONTADA POR GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
    DA GANAS D LEERLA Y VOLVERLA A LEER.
    Q VIVA EL CACIQUE POR MUCHOS AÑOS MASSSSSSSSSSSSSSSS.

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  2. una gran entrevista a este grande y mas grande del vallenato. Una persona q nacio con estrella yun artista natural q nacio para ser artista, unico original.
    Como el mismo dice domo Diomedes no hay otro eso nunca naceria y si nace no se cria y si se cria se vuelve loco.
    atte, una admiradora Milagro.

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  3. pero que buena entrevista primo esto si vale la pena leer, no esas porquerias que hablan del cacique para desprestigiarlo este si es el cacique un hombre humilde y talentoso

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  4. esta si es una entrevista de verdad que vale la pena leer no como esas porquerias que inventan y hablan mal para despretigiar al cacique, esta si da gusto leerla

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