martes, diciembre 06, 2011

"TICO" HA HECHO CAMINO AL TOCAR

Héctor Manuel Rojano Tapias, "Tico", es un músico vallenato, ejecutante de la tambora, que lleva más de un cuarto de siglo dándole a los cueros. Una alargada vida encima de una tarima armonizando y vibrando con su instrumento que es como una extensión de su alma alegre. EL COMENTARISTA les cuenta la historia humana del que fuera un muchacho muy humilde que, para dejar atrás las carencias, le ha dado remo a la canoa de sus sueños artísticos a golpe de tam tam.

En medio de una presentación musical.

Héctor "Tico" Rojano.


 ...AYER...

...HOY...


Por Héctor Sarasti V.
EL COMENTARISTA
España.

 …Colombia…
A sus 52 años, el músico de corazón y conguero o tamborero de profesión, Héctor Manuel Rojano Tapias lleva grabada a fuego en su alma la inmensa gratitud con el hombre aquel que un día cualquiera de su adolescencia lo sacó  de su humilde vida de vendedor ambulante de las calles de la población colombiana de Calamar (Bolívar) y lo invitó a  vivir en Valledupar (Cesar), acogiéndolo allí para que así reemprendiera un nuevo y mejor camino, lejos de los caminos polvorientos y del ir y venir sobre las aguas del Río de la Magdalena -que serpentea su pueblo natal- y sobre las que, en general, se le  desgranaban los  días entre carencias, anhelos y angustias.
Gracias a ese gesto de Tulio Villa -como se llamó en vida su benefactor, quien ya murió-, a su empeño personal y, por qué no, a su suerte ha podido conocer un mundo mejor, tanto así que ha viajado por Europa (Francia, Inglaterra, Suecia, Holanda, Italia, España y Alemania); Norteamérica (Estados Unidos y Canadá); Centro y Suramérica (Panamá, Venezuela, Ecuador, Brasil y raca que raca) y cuanto rincón tiene la geografía colombiana.
La mayoría de las veces como integrante de la Organización Musical de Diomedes Díaz, siempre llevando consigo la “tumbadora” o “conga”, el instrumento que ejecuta con destreza y al que le coloca una nota de alegría, tal y como lo pueden atestiguar quienes asisten a los conciertos y lo ven saltar tanto que parece que en vez de pies tiene resortes. Es así. No lo he inventado yo.
Del chico aquel que vendía a los transeúntes “mazoooorcasssss”, “duuulce de coooco”, “panoooooochasssss” y “booooollosssssss ” en una olla de aluminio solo quedan los recuerdos, entre ellos, ese que da cuenta de como volteaba el recipiente y lo convertía en su tambor, lo que a la postre fue uno de los primeros pasos en su particular evolución como artesano del vallenato, del que es ya uno de los más legendarios músicos, amparado con un cuarto de siglo de carrera musical.
Pero también queda  la gratitud y el recuerdo de Cristóbal, Grimaldo y Manuel de Jesús Tapias, sus tíos por parte de madre, quienes como músicos le dieron parte del saber que le permitió conocer más de cerca la “caja” (tambor), que ellos tocaban y que fue, para Rojano Tapias, la antesala de su acercamiento a otro instrumento de percusión (de percutir o pegar) llamado tambora.
Básicamente, la tambora es cilindro largo y hueco de madera fina cerrado en su parte superior con piel tensada y llevado a América por los esclavos hace más de 400 años desde la África subsahariana (Hoy el Congo, Angola y países vecinos) hasta Cuba y de allí a Estados Unidos de donde se explayó a todo mundo, en general, entre otras cosas, gracias al cine de Hollywood que inmortalizó ese instrumento con las escenas en las que los sonoros y agudos tam tam anuncian que los morenos ‘le van a sacar la mugre’ a los blancos en plena selva o, simplemente, que Tarzán anda dándose una coñamentazón con un león 10 veces más fuerte que él en medio de un combate ilógicamente desigual y del que el animalito sale más maltrecho que vivo. Vainas de la imaginación de los gringos.
Héctor, conocido en el ámbito musical como “Tico”, arribó a Valledupar a mediados de la década de los sesenta, bordeando casi sus 18 años. Para entonces la vanguardia de la música vallenata era solo un puñado de agrupaciones que acaso se contaban con los dedos de la mano pero que sus cultores era una  mayoría de juglares campesinos que expresaban sus más nobles sentimientos a través de la caja, la guacharaca, el acordeón o la guitarra, lo que en si era y es un conjunto básico de vallenato. Salvo mejor información sería Alfredo Gutiérrez quien introdujo la tambora en ese arte musical.
En su incursión en el vallenato tiene como saldo a su favor haber tocado con las más legendarias agrupaciones de esa música, entre ellas, los Hermanos Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, Los Betos y otros tantos, y acompañado a acordeoneros tan famosos como Nicolás Elías Mendoza Sierra, Emiliano Zuleta Díaz, Juan Humberto Rois Zúñiga, Franco Argüelles, Nafer Durán, Elberto López, Gonzalo Arturo Molina Mejía, Alvaro López y toda una larga y renombrada lista. ¿Quién no ha escuchado  “La Gordita”, “Paisaje de Sol”, “El Cóndor Legendario”, “La Chambaculera” y demás éxitos? En estas producciones, “Tico” ha dejado su impronta, su amor al arte, su tambora.
Arte que ha transmitido a 3 de sus 4 hijos quienes como él son músicos y que nacieron de la unión con Berta de Jesús Paba, la mayor valedora y amparadora de su familia y, a su vez, abnegada madre de sus hijos Ronny Fernando, Héctor David, Luis Alfredo y Evelyn Johana Rojano Paba, de 26, 23, 20 y 19 años, respectivamente.
“A ella le debo toda por su compresión en mi vida como músico, todo su amor infinito a nuestro hogar, ya que siempre he contado con ella, en mis aciertos y en mis errores y eso ella lo ha sabido manejar”, dijo a EL COMENTARISTA, Héctor Sarasti, al referirse a esa mujer, de 42 años, la matriarca de esa familia que vive en el conocido barrio Los Fundadores, de Valledupar. 
“Ella cuando pasa algo me llama a mi, hablamos, dialogamos ¿qué más se puede pedir que una buena madre y mejor esposa?”, dice con nostalgia al recordar que hace casi un lustro mientras hacían una gira por España falleció su mamá, algo que lo entristeció profundamente. Pero ahí quedó el consuelo de su compañera e hijos.
Tres hijos de “Tico” son hombres y, como él, músicos de profesión y trabajan en agrupaciones de prestigio, al margen de que alguno de ellos cursó, además, estudios superiores en otras áreas. La cuarta, Evelyn,  la niña de sus ojos, estudia medicina en una universidad de su ciudad. “Un orgullo para nosotros”, dijo a la par que deseaba en estos años de su ya dilatada carrera musical rematar la faena folclórica asegurando la estabilidad económica de la mejor manera. “Todos deseamos siempre un mejor futuro y lo mejor del presente”.
Quizá tanta estabilidad con su pareja le permiten hoy vivir sus días de abuelo y padre, cuando no está trabajando, saliendo a alquilarse una película o a comer. “Le agradezco infinitamente a Dios todo lo que me ha dado, le pido salud, fuerza para seguir tocando mi instrumento así   porque lo siento y lo llevo en el corazón… la tambora hay que tocarla con alegría, con emoción haya plata o no haya plata, que Dios siempre proveerá”.
Rojano Tapias siente que es natural al ser humano conservar su dignidad: “A la única persona que debemos rendirle pleitesía es a Dios, a todas las demás hay que saber llevarlas”.
Agrupaciones como la de Fabián Corrales, Churo Díaz y Luifer Cuello, entre otras, han contado con la presencia de un Rojano Paba, una estirpe de músicos nacida de un chico que algún día lejano trasegó de una orilla a otra del río grande de la Magdalena, en el norte de Colombia, encima de una “Jhonson” como se conocen en esa región las chalupas o canoas de madera en las que se embarcaba desde su pueblo, Calamar, con la intención de desfogar toda esa energía juvenil, aporrear la pobreza endémica que padecían muchos chiquillos de su pueblo y, sobretodo, ver mundo.
¡Y vaya que si ha visto mundo!.

BREVES

Una curiosidad notoria de Tico es que en el escenario se le ve saltar con frecuencia. Impronta del goce que vive en medio de las multitudinarias presentaciones.
En la última gira a Europa pasaron días entre un país y otro. Tiempo el cual les permitió conocer de cerca el Viejo Continente.

Considera, ante todo, que al músico debe dársele su sitio como persona.

Por estos días, como toda la agrupación anda de estrene del nuevo disco de Diomedes Díaz, su compadre y jefe, ya que él le bautizó un hijo. En el disco “Con Mucho Gusto” se escucha su tambora.

Recordó que fue el Joaquín Guillén, el que fuera manager del conjunto, quien lo llevó a trabajar a esa agrupación. Corría mediados de la década de los setenta.

Para Rojano Tapias, el cambio de la caja a la tambora fue motivado, en parte, porque encontró que habían muchos cajeros pero pocos congueros. Ahí encontró su hueco y por ahí siguió su senda hasta el día de hoy.

“Agradezco a Diomedes Díaz la confianza conmigo y hallar, junto con él, un sitio dentro de nuestro folclor”.

Nota: por su parte, EL COMENTARISTA agradece muy sinceramente a todos y cada uno de quienes han permitido hacer realidad esta serie de reportajes. Ellos saben quiénes son. ¡Gracias, muchachos!

FIN.

Héctor Sarasti. Es periodista egresado de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de la Sabana. Ha sido reportero la mayor parte de su vida. Ha estado vinculado a diarios de Colombia y Ecuador y corresponsal de diferentes medios impresos.

ALGUNOS LARGA DURACIÓN EN LOS QUE HA TRABAJADO

1.978. “La Locura”. Diomedes Díaz y Juancho Roís.
1.978. “Dos Grandes”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.979. “Los profesionales”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.980. “Tu Serenata”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.981. “Para mi fanaticada”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.981. “Con Mucho Estilo”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.982. “Todos es para ti”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.983. “Cantando”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.984. “El Mundo”. Diomedes Díaz y Nicolás Elías Mendoza.
1.985. “Vallenato”.  Diomedes Díaz y Gonzalo Arturo Molina Mejía.
1.986. “Brindo con el alma”. Diomedes Díaz y  Arturo Molina Mejía.
1.987 “Incontenibles”.  Diomedes Díaz y  Arturo Molina Mejía.
1.988. “Ganó el Folclor”.  Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúñiga.
1.989. “El Cóndor Herido”.  Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúñiga.
1.990. “Canta Conmigo”. Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúniga.
1.991. “Mi Vida Musical”. Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúñiga.
1.992. “El Regreso del Condor”. Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúñiga.
1.993. “Título de Amor”. Diomedes Díaz y Juan Humberto Rois Zúñiga.
1.994. “Un Canto Celestial”. Diomedes Díaz e Iván Zuleta Barros.
1.996. “Muchas Gracias”. Diomedes Díaz e Iván Zuleta Barros.
1.997 “Mi Biografía”. Diomedes Díaz e Iván Zuleta Barros.
1.998 “Volver a Vivir”. e Iván Zuleta Barros.
1.999 “Experincias Vividas”. Diomedes Díaz y Franco Argüelles
2.002. “Gracias a Dios”. Diomedes Díaz y Gonzalo Arturo Molina Mejia.
2.003 “Pidiendo vía”. Diomedes Díaz y Juan Mario de La Espriella.
2.005 “De Nuevo con mi gente”.  Diomedes Díaz y Franco Argüelles
2.007. “La Voz”.  Diomedes Díaz e Iván Zuleta Barros.
2.009 “Listo pa´la foto”. Diomedes Díaz y Alvaro López.
2.011 “Con Mucho Gusto”. Diomedes Díaz y Álvaro López.
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EL COMENTARISTA agradece a las miles de personas alrededor del mundo que nos leen y nos hacen llegar sus impresiones. La estadísticas de este blog soportan esta afirmación y muestran la acogida sin precedentes que tiene. Mil gracias. Siempre tendremos algo que contar y, sobre todo, que compartir. Dios los bendiga.
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"TICO", SU VIDA EN FOTOS

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EN EUROPA. De izquierda a derecha, atrás: Juan José Páez (teclado); Isaac Carrillo (Bajo); Giovani Caraballo (voz); en la mitad, igual orden: Edgar Bermúdez (caja); Virgilio Barrera (Guacharaca);  Alfredo Gutiérrez (voz); Héctor Rojano (tumbadora). Delante: José Liñán (saxofón); Tulio Maestre (bombardino); y Dilber Guerra, (Guitarra). Agrupación que estuvo en su última gira a Europa.  


FOTO LEGENDARIA. En la tumbadora "Tico"  ejecutando en tarima con (abajo izquierda), José "Tito" Castilla; (derecha mitad) los fallecidos Eudes Granados y Juan Humberto Roís Zúñiga, "Juancho".

Al filo de su adolescencia, Héctor Rojano dejó  estas calles de Calamar y se afincó en Valledupar. Ellas son testigas de su lucha por sobrevivir...

CALAMAR, BOLÍVAR. Para la época de su niñez y adolescencia este era el aspecto del muelle y el atracadero de embarcaciones.

Las famosas "Johnson", chalupas o piraguas que navegan en  el Río de la Magdalena. Siendo un niño, "Tico" las usaba para cruzar de una orilla a otra, andando de pueblo en pueblo.


 Héctor David Rojano Paba, el futuro hoy.

 Ronny Fernando Rojano Paba,  vibra como el padre.

Luis Alfredo Rojano Paba, dinastía.



 La futura médico,  Evelyn Johana Rojano Paba, su hija. 


Héctor y Virgilio Barrera, el guacharaquero.

En una tienda latina en Madrid, España. Premiados.

A la derecha padre e hijo, Héctor David y Héctor Manuel.



Edgar "Higuita" Bermúdez y Héctor "Tico" Rojano, dos profesionales de la percusión.

Rojano, Alfonso Orozco e Isaac Carrillo (atrás). Delante: Diomedes Díaz y Juancho Rois.

El timbalero de la casa, Made in 'Tico Corporation'.
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Dos grandes. Caratula del disco "La Locura" prensado con el desaparecido sello disquero CBS , hoy Sony Entertaiment Music. Este fue el primer disco en el que grabó "Tico" Rojano al lado del artista.

Contracaratula de "La Locura". Es la persona que está en la mitad, justo debajo del acordeón.

Créditos donde aparece Rojano Tapias en la producción musical: "Título de Amor".

En Amsterdam, Holanda. Atrás: Tulio Maestre, Héctor Rojano, Alfonso Orozco, Edgar Bermúdez, Diomedes Díaz, Virgilio Barrera, Isaac Carrillo. En la mitad, José Zequeda (manager), a su lado, Juan José Páez; apoyados, Giovanni Caraballo y Alvaro López. Delante ("The Wall"), José Liñán. 

"TICO" EN VIDEOS

CON JUAN ROIS




EN LA ÉPOCA DE COLACHO MENDOZA


CON GONZALO ARTURO MOLINA MEJIA, EL COCHA


TIEMPOS VIEJOS...

CON LOS HERMANOS ZULETA


CON JORGE OÑATE






OTROS VIDEOS


EN VENEZUELA, EN EL FAMOSO PROGRAMA CHEVERÍSIMO


EN BOGOTÁ, EN JORGE BARÓN TV.

PREPARANDO UN TOQUE EN ESPAÑA

DE TARIMA EN TARIMA




1 comentario:

  1. Le.hijo DAVID ES UN ESTAFADOR VENDIENDO INSTRUMENTO DAÑADO COMO NUEVOS ROBANDOLE EL DINERO DE INSTRUMENTOS A OTROS MUSICOS UN ASCO DE PERSONA

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