Los últimos momentos de uno de los grandes cronistas colombianos, fallecido recientemente en Ecuador.
Por: Héctor Sarasti
Colombia.
Sábado 7 de diciembre del 2012... Al filo de
las 9 de la mañana…
...Guayaquil (Ecuador)...
Ciudadela Los Ceibos Norte, villa
(casa) 309, el legendario periodista
colombiano Henry Holguín Cubillos está sentado frente a su computador de mesa, de color gris
y CPU al piso, en el cuarto de trabajo (“Refugio”) de la parte anterior de la
imponente casa, de color verde, de techo a dos aguas, que ocupa en ese
exclusivo sector porteño y que es desde hace un tiempo su
hogar dulce hogar...
...
Medellín (Colombia). Sector de la Calle
80a, occidente, el periodista colombo-español, Héctor Sarasti, se encuentra de paso por esa ciudad colombiana y, sentado
frente a la pantalla del computador, esboza el guión para televisión de lo que
será un nota periodística que recientemente cubrió en Barranquilla… alternativamente mira su muro en la red social Facebook… cuando…
…Por casualidad y, por unos instantes, sostiene el que será uno de los
últimos diálogos que mantuvo en vida Holguín
Cubillos, uno de sus ex jefes y compañero de crónica roja, sobre este Valle de
Lágrimas. El legendario cronista caleño, de 63 años, moriría tan solo minutos después fulminado, entre otras causas,
por un infarto.
Diálogo Facebook:
8:59
8:59
8:59
9:01
Bueno allá nos vemos... ‘échale más agua al caldo’...
09:02
LISTO PARCE...MI CASA ES SUYA
9:03
9:03
TRAIGA DE LA DE SIN AZUCAR
9:04
Hector Sarasti
El
diálogo desprevenido y sin mayor contenido antecedió al fallecimiento del
comunicador Holguín Cubillos, entonces Editor General de Diario Extra, el periódico
de mayor circulación de Ecuador, y persona que durante más de 50 años ejerció
su oficio de cronista con alma, corazón y vida, al punto de que su existencia
pareció más la de un 'cowboys' o vaquero
en la conquista del oeste americano que la de un periodista común y silvestre.
Singularizaron
la vida de Holguín su concepto de la información y del ejercicio de la
profesión. El sensacionalismo -entendido como una manera de llamar la atención
del lector- fue su fuerte. Creó escuela. Pero jamás se consideró héroe en su
vida diaria porque simplemente fue de lo que fue: un contador de historias y un
vividor excelso de la vida. Ese era el famoso “Enano”, “El fantasma” o ” “El
Verdugo”, algunos de los remoquetes con los que trascendió ante la opinión
pública colombiana y ecuatoriana aunque simple y llanamente fue Holguín, el
caleño aquel descendiente de los judíos aquellos que un día cualquiera de
principios del siglo pasado llegaron a El Tambo (Cauca) para vender, entre
otras cosas, telas. Y contribuir con una estirpe muy prolífica.
SUS
ÚLTIMOS MINUTOS…
Holguín
descendió la docena de escalones que hay entre la buhardilla y el patio de la
mansión para luego entrar al salón comedor. Dispuso que la empleada le sirviera
el desayuno en un extremo de la mesa acristalada y se sentó en la silla metálica,
de cuerina y de color marrón, mientras dialogaba con uno de los dos circunstantes...
De
un momento a otro, levantó los dos brazos a la altura de los hombros, en forma
de “U”, como intentando dar un manotón
sobre la mesa, pero no pudo. Acto seguido, desgonzó sobre su pecho la barbilla
y, así, sin mayor fórmula de juicio dejó de existir inclinando la cabeza. Las
constantes vitales se ausentaban al paso de que quienes estaban en el lugar no
atinaban a qué decir o qué hacer.
Hacia
las 10 de la mañana apareció la aguerrida periodista y reportera de Diario
Extra, Germania Salazar Ichazo, avisada de los hechos en perfecta disposición
de atender el mínimo requerimiento del que fuera su jefe estuvo en el lugar de
los hechos. Arribo que se simultaneó con la llegada del también periodista
Napoleón Domenech. Ambos, en un intento desesperado llevaron a Henry Holguín a
un centro hospitalario pero todo fue inútil.
…Emprendió
el viaje al otro mundo por unas causas que el informe médico - realizada la
valoración de su muerte- sustentó en estos términos:
“Lugar
de fallecimiento: Domicilio. Fecha de defunción: 7/diciembre/2012. Causas de
defunción: falla multiorgánica, infarto agudo del miocardio, cardiopatía
isquémica y diabetes mellitus Tipo II. (Firmado). Médico Carlos Orellana. Se
adjunta al presente, el Informe Estadístico de Defunción, para efectos en el
Registro Civil del Lugar de Residencia, cadáver que ha sido debidamente
formolizado. Funeraria: Junta de Beneficencia. Ministerio de Salud Pública.
Dirección Provincial de Salud del Guayas. Departamento de Estadística”.
Por
esas cosas de la vida hacía apenas pocas horas Salazar y Domenech habían estado
en una capacitación que les hizo Holguín sobre crónica periodística en la zona
del Cerro de Santa Ana, de Guayaquil. Una clase magistral de periodismo
sensacionalista que jamás pudo ni podrá tener continuidad. El que la impartía
dejó de existir y, en cumplimiento de su última voluntad, se hizo enterrar en la
parroquia Salango, cantón Puerto López, en la Provincia de Manabí, Ecuador, al
arrullo del mar y por cuenta de su entrañable amigo el empresario Alfonso
Pinargotty Lara.
“Moriré en Manabí, en Salango, de ser posible
y escribiendo”, afirmó en su libro “DIARIO DE UN REPORTERO condenado a MUERTE”,
que le publicó la Editorial Edino, de Ecuador.
Dicho
y hecho.
Q.E.P.D.
…
Nota:
En lo que atañe a mi, Héctor Sarasti, recorrí intempestivamente 1.049
kilómetros desde Medellín (Colombia) hasta Salango (Ecuador). Sin tiempo para
volar viajé por tierra durante dos días intentando llegar a sus honras
fúnebres. Monté en 7 buses, un taxi, un camioncito repartidor de agua y crucé
la frontera colombo-ecuatoriana a la altura de Rumichaca una fría madrugada de
diciembre del 2012. Nada cuento para elogiarme, ni para posar de nada. Me da y
me importa un pepino la travesía. Sólo quería verlo por última vez.
Al
final estuve con él, de callejero a callejero, frente a esa tumba costera
runruneada por el mar pacífico en el extremo del cementerio de Salango, en el
barrio Brisas del Mar...
Henry:
fuiste flor de cualquier tiempo
Pero
ahora el tiempo tuyo sobre esta tierra
Solo
se minuteará en el reloj de nuestros corazones...
Tu
amigo,
QEPD
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