El que fuera uno de los artistas revelación a comienzos de la pasada década regresó a Colombia luego de pagar su deuda con la justicia en el extranjero. Enaldo Barrera, "Diomedito", pisó tierra colombiana con nuevos bríos para darle un segundo aire a su presencia en la música costeña. Crónica de su regreso, para EL COMENTARISTA, de la pluma del testigo de excepción Juan Rincón Vanegas, Jefe de Prensa del Festival de la Leyenda Vallenata. ¡Adelante y bienvenido!
Por
Juan Rincón Vanegas
juanrinconv@hotmail.com
Los más grandes sentimientos de
felicidad se encontraron en el muelle
internacional del aeropuerto ‘El Dorado’, en la ciudad de Bogotá, con motivo
del recibimiento al artista vallenato Enaldo Barrera ‘Diomedito’, quien regresó
de Estados Unidos después de pagar una condena que lo mantuvo privado de la
libertad por espacio de diez años, dos meses y 21 días.
‘Diomedito’ fue recibido por sus
familiares, amigos y seguidores, quienes a pesar del paso del tiempo nunca lo
olvidaron, y esperan que regrese lo más pronto posible a los escenarios
musicales.
Cuando ‘Diomedito’ se vio en
medio de pancartas, afiches y cantos de acordeones, luego de besar el suelo colombiano,
solamente acertó a decir: “Ahora si estoy en libertad”. Enseguida, las lágrimas
comenzaron a darse un paseo por sus mejillas, vinieron los interminables
abrazos de bienvenida y hasta un seguidor que le entregó una bolsa con cinco
arepa e’ huevo para que degustara la comida costeña.
Los aplausos fueron repetitivos y
la alegría por el retorno era infinita, al punto que una curiosa que esperaba
un familiar preguntó: “Y este ‘Diomedito’, es hijo de Diomedes Díaz”. “No, -
respondió alguien -, pero lo imita igual. Es hijo musical del Cacique”.
‘Diomedito’ dijo que venía
dispuesto a entregar su corazón, a recuperar el terreno perdido en el campo
vallenato, a servir al prójimo y a mirar el futuro de la mejor manera. “La
experiencia vivida fue tortuosa, tantos años encerrado sin ver a mi familia,
sin dedicarme a mi oficio de cantar; aunque tengo que decir que aproveché el
tiempo para capacitarme y ahora miro la vida de una forma diferente”.
Mientras acariciaba el rostro de
su mamá, el artista expresó: “Tanto tiempo que se perdió y ahora veo a mi
vieja, la heroína de mi vida, que aguantó ese dolor inmenso, a mis hijos
crecidos, incluso uno acordeonero, y tener la alegría de conocer a mis dos
primeros nietos: Theranz y Hillary. Tanto que pasó en diez años, y yo tan
lejos, pero ya todo pasó y Dios me tiene de nuevo en Colombia. Siempre soñé con
este glorioso día, pero nunca con este grandioso recibimiento que me brindaron.
No hay cómo pagar esta felicidad”, expresó ‘Diomedito’.
Dios me escuchó
A los pocos minutos de llegar a Bogotá,
sucedió el hecho más significativo de su regreso. El beso, el abrazo y las
lágrimas de lado y lado, con su madre. Allí estaba María de los Santos
Hernández Payán, la mujer humilde que trajo al mundo a Enaldo. Esa que se echó
encima todo el dolor por la ausencia de su hijo y la que todos los días lo
encomendaba a Dios. “Gracias a Dios regresó mi hijo a Colombia. Yo le pedía que
le diera fuerzas y fortaleza para resistir esa condena y, Dios me escuchó, me
hizo el milagro y ahora lo tengo a mi lado”.
En ese momento, recordó los
momentos vividos, especialmente aquel ocho de septiembre de 2005, cuando
después de tres años supo de él. “Sucedió en Barrancabermeja. Nunca se me
olvida. Ese día, estaba en el velorio de mi mamá Fermina Payán, cuando me llegó
una carta de Enaldo. Lloré y sonreí, dos sentimientos encontrados por dos seres
amados, uno que se me había ido y el otro, aunque ausente, sabía de él. Una
madre y un hijo, son la vida vista en el espejo del más grande sentimiento”.
También hizo un repaso mental por
la niñez de Enaldo, a quien sacó adelante junto a sus otros nueve hijos,
dedicándose a lavar y planchar para darle mejor vida a su familia. “No quería
que Enaldo, o ‘Diomedito’, como lo conocen ahora, fuera cantante. Siempre quiso
ser como Diomedes Díaz, pero yo quería que fuera un hombre trabajador y que
estudiara, pero se empecinó en eso y de ahí no lo pude sacar nunca”.
La alegría de María de los
Santos, la mujer que cuenta con 28 nietos y seis bisnietos, es inmensa y,
cuando mira la solidaridad para con su hijo indica que no quería que su hijo
‘ausente’ le prometiera regalos, “porque con volverlo a ver y tenerlo a mi lado
me basta. Ya estoy tranquila porque Dios me escuchó”.
“Papá cante, cante papá”
Uno de los momentos
trascendentales del regreso de ‘Diomedito’ sucedió cuando su hijo Enaldo, quien
ahora cuenta con 16 años y se convirtió en acordeonista, le pidió a su papá que
por vez primera lo acompañara en una canción. “Como no hijo, me siento muy
orgulloso de ti”, fue su rápida respuesta.
Entonces, el joven puso a
cabalgar sus dedos sobre el teclado y ‘Diomedito’ cantó:
“Aquí estoy de nuevo en la tarima
con un collar de canciones
para mi gente querida.
Mí Colombia te extrañé
ahh… y cantando, cantando
me siento emocionado….”.
Enseguida, Enaldo recibió otra
sorpresa, sus hijas, Yureiny y Maila lo sorprendieron cantando a dúo la canción
‘Besos de cristal’.
“Papi, yo sé que estas llorando.
Papi, cuanto te quiero.
Papi, te gusta este vestido
que me han puesto.
Papi, otra me siento
a que me ves mayor
a que me encuentras cambiada”.
En medio de la emoción, al ver a
sus hijos crecidos y siguiéndole los pasos artísticos, ‘Diomedito’ se sintió
más orgulloso que nunca. Nuevamente, las lágrimas asomaron en sus pupilas y le
dio gracias a Dios por ese milagro de la vida.
Planes del artista
Después de su primer amanecer en
Bogotá, Enaldo Barrera se sintió más que libre, libre como el viento. “Me
siento más vivo que nunca, con una felicidad que no me cabe en el corazón.
Siempre soñaba con la libertad, y al abrir los ojos, estaba en la fría celda,
pero hoy si es cierto. Hoy más que nunca le doy gracias a Dios”.
Pasado el recibimiento, y
dialogar con su familia por más de cuatro horas, contó sobre sus planes, entre
ellos grandes proyectos sociales y artísticos. “En total, durante estos diez
años compuse 170 canciones, escribí varios libros, entre ellos ‘El Personaje’,
que circulará prontamente, diseñé la creación de una fundación para ayudar a
los reclusos, y naturalmente, regresar a los escenarios, donde me quieren ver
lo antes posible. Mi gran deseo es seguir divulgando la música vallenata”.
Cuando estaba contando y contando
sus planes futuros en el escenario de la libertad, fueron llegando más y más
amigos a darle la bienvenida, y ya sintiéndose libre gritó emocionado: “Vengo
ileso del corazón y del alma”.
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